jueves, 13 de septiembre de 2007

GASTOS POSIBLES EN SALARIOS PARA EL 2007

"La Paz Social solo está garantizada con los transportistas, el resto estamos a la espera". La frase no la suelta un conspicuo conspirador del líder de la CGT, Hugo Moyano, sino uno de sus más cercanos colaboradores, aunque representa a otro gremio de notable influencia en la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Sin embargo, el tono de su definición, enciende un alerta para el futuro inmediato, ante la posible llegada de la Primera Dama a la presidencia.
Aunque cerca del camionero reina la premura, las negociaciones internas del sindicalismo se están produciendo en forma sigilosa. "Hugo esta trabajando 16 horas por día. Va a ver a Néstor (Kirchner) una vez cada quince días y tiene todo el respaldo para su continuidad", dice uno de los sindicalistas que comulga como uno de sus voceros autorizados, algo que Moyano jamás aceptó.
La llegada de Cristina Kirchner a la presidencia, en un entramado cuyo principal operador político es el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, genera recelo cerca de Moyano. Sus laderos de paladar negro evitan achicarse: "Si quieren una Concertación, si quieren un país en calma, sin medidas de fuerza, van a tener que negociar. Nadie puede gobernar sin el sindicalismo".
La potencial llegada de la Senadora a la presidencia encendió especulaciones sobre lo que ocurrirá en la central sindical. Uno de los líderes de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, suena como el hombre que el jefe de Gabinete promovería para liderar la CGT. Por ahora, es una hipótesis.
Lo cierto y pese a las internas desatadas – Kirchner recibió ayer a la cúpula cegetista en Casa Rosada para declarar al edificio de la CGT como monumento histórico, pero el encuentro habría sido la excusa para dialogar sobre otros menesteres- es que las cartas empezaron a echarse sobre la mesa. Para algunos hombres del mundo sindical, la foto entre el jefe de Estado y el líder de la CGT sirvió como un respaldo al camionero antes de que el barrionuevismo dejara oficialmente sus cargos en la central obrera.
Teniendo en cuenta que este año los aumentos salariales fueron de entre el 16% y el 17%, lo que representó un gasto total de $1300 millones adicionales para el Gobierno, los números que se barajan para 2007 tienen otro piso. Desafiantes, cerca de Moyano se animan: "Con este nivel de inflación y sabiendo que algunas tarifas se van a tener que liberar, las paritarias van a arrancar con un pedido general de 22% a 28%", soltó a iEco.com.ar un importante dirigente sindical. "Para el año próximo, el Gobierno debe tener entre $1500 y $1600 millones de reserva para aumentos salariales", graficó.
Hay que tener en cuenta que los índices inflacionarios no tienen un pronóstico de freno según las estimaciones privadas. Y eso es lo que analizan los abogados laboralistas que asesoran a los gremios. "Este año la inflación real cierra encima del 15%, y para el año que viene los datos no son mucho más alentadores. Así que las discusiones el año próximo van a tener un piso considerablemente más alto que en 2007", admiten.Pronóstico reservadoEl Jefe de Estado ya le reclamó a Moyano en sus encuentros personales y vía sus voceros autorizados en el asunto, el ministro de Planificación, Julio de Vido, y el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, que el año próximo se necesitará "mucho diálogo y moderación". El jefe de la CGT adhirió a ese pedido, pero exigirá a cambio. Además de los aumentos salariales que empezaran a discutirse el 1º de febrero de 2008, aparece en agenda un tema político. Cual será el respaldo del Gobierno central a la continuidad del camionero al frente de la CGT cuando en julio del próximo año se elijan las nuevas autoridades.
Pero además, se plantearán medidas para que se aplique una reducción en los niveles de desocupación, un combate más firme contra el trabajo en negro, modificar la Ley de Accidentes de Riesgos del Trabajo (ART) y que el ministerio de Trabajo vigile que las empresas no apliquen despidos masivos luego de que se terminara con la doble indemnización.
"Le reconocemos a este Gobierno muchísimos avances. Darle un lugar que en la década del 90 el sindicalismo había perdido, aumentar el salario mínimo, modificar el sistema de reparto, negociar en paritarias libres, aumentar las jubilaciones. Por eso, el período que se abre es de expectativa y cautela", resumen cerca de Moyano, siempre cuidadosos de no lanzar la palabra que tanto malestar le causó a la Primera Dama: que su llegada al poder, genera "dudas".
En este marco, los pronósticos son reservados. Especialmente en lo que respecta a una posible desaceleración de la economía argentina. "Nosotros vamos a pedir, pero concientes de la situación que atraviese el país", razonan con un dejo de criterio y moderación.
Hay que tener en cuenta que el Gobierno estimó en $3700 millones el impacto fiscal que tendrá de aquí a fin de año por las mejoras en el salario familiar, las jubilaciones y la suba del mínimo no imponible de ganancias. Mientras que el superávit empieza a tener sus primeras turbulencias.
Es cierto que en julio los ingresos crecieron un 23,4% en relación al mismo período de 2006, según las estadisticas oficiales, pero ese crecimiento fue posible debido a que se computaron los traspasaos de saldos de los afiliados de las AFJP que volvieron a la jubilación estatal. Mientras tanto, el Gasto Publico fue aumentado mediante un polémico decreto de necesidad y urgencia (DNU) en $14.200 millones, la cifra más abultada desde que Kirchner asumió en el poder allí por el otoño de 2003.
El riesgo latente es el contexto internacional que afronta una crisis financiera de destino incierto. El año próximo, en medio de estos reclamos, mientras los subsidios al transporte, la energía y productos básicos alimenticios continúan, el Gobierno deberá afrontar vencimientos de la deuda por US$8500 millones.
Noticia publicada por Clarin 10/09/07

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